IEESO primero V
Francisco Alejandro Leyva Aguilar
Me parecerán los adjetivos equivocados para describirla.
El día que la vi por primera vez usaba un jean de mezclilla, una blusa blanca y un chaleco negro con flores estampadas en el pecho en un lugar donde el calor del medio día, es algo así como la entrada del infierno en pleno verano.
La vi por detrás, debo de confesarlo; me impresionó su cabello que caía hasta media espalda, ondulado y negro, negro y ondulado como un marejada a media noche.
Cuando se volteó y me regaló el cielo con una mirada, mi corazón se agitó igual que el del un niño que, asustado abre los ojos desmesuradamente.
Es bella: esos ojos que con su color pueden perder a un hombre, son cafés profundo en un marco blanco, tienen un brillo al que no le hace falta la luz y expresan mucho más que el resto de su hermoso cuerpo. Sus pestañas rizadas rematan esa maravillosa figura de su rostro
Las cejas pobladas casi pegadas una a la otra le dan un aire de poder, de autoridad, de una dulce autoridad a la que me sometería gustoso el resto de mis días.
Sus labios están dispuestos en forma de un corazón y tienen la medida perfecta, no son ni muy chicos, ni grandes y detrás de ellos se puede observar una hilera de perlas inmaculadas que contrastan con el rojo de su boca.
La nariz, ligeramente encorvada, remata esa escultura facial que posee.
Nada es más bello en ella que su voz, sobre todo cuando años después de conocerla, me dijo que también me amaba.
Hoy sus manos me enloquecen porque con ellas me ha acariciado todos los años de mi vida en que fui feliz.
Es una margarita en primavera, con cada uno de sus pétalos bien puestos, con su tallo verde viendo al sol. Sus padres no se equivocaron en llamarla de esa manera, quizá por eso no puedo olvidarla.
Lleva una herida en el pecho que la parte a la mitad; muchas veces la besé para calmarle el dolor que le producía el frío, muchas otras estuve contemplándola como a una diosa lastimada y acaricié su cicatriz que es parte de ella misma. Yo también soy parte de ella.
domingo, 17 de febrero de 2008
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