viernes, 29 de febrero de 2008

¡Quiere llorar!

FRANCISCO ALEJANDRO LEYVA AGUILAR
IESO PRIMERO V CTC
¡Quiere llorar!
Corría al año de 1998 y estábamos en plena temporada electoral. Teníamos gobernador (Diódoro Carrasco) y gobernador electo del PRI al gobierno de Oaxaca, (José Murat), al primero le gustaba mucho el beisbol, tanto que mandó construirse una pista aérea al lado de la cancha que está en su tierra natal Cuicatlán.
A ese gobernador, le debemos que en Oaxaca haya un equipo de primera división de Beisbol, llamado “los Guerreros” que, curiosamente, ese año fue campeón de la Liga Mexicana.
La final de ese deporte, consta de siete partidos y gana el que venza en cuatro ocasiones al contrincante. En Oaxaca, los guerreros jugaban la final contra los “Acereros” de Monclova, del estado de Coahuila y el día que me incorporé como reportero de Grandes Ligas, habían jugado el primero de la serie.
Caía la tarde cuando los Guerreros sufrían en la tercera entrada. Una compañera periodista que cubría la Liga y que en el momento de un batazo espectacular, estaba hablando por teléfono, me preguntó ¿Qué fue?, yo ignorante o neófito en el argot beisbolero le dije: El del palo, le pegó fuerte a la pelota y el que está más lejos, el número 5, la atrapó.
Ella se me quedó viendo con cara de enojo y de incredulidad, como diciendo “pobre ignorante”. Una compañera más salió al quite: “fue un fly al jardín izquierdo que terminó en out”.
Me quedé pasmado ¿todo eso fue?, para mi, un tipo le pegó a la pelota y otro más la cachó y claro, fue out. No sabía que a eso se le llamaba fly y menos que hubiese un jardín derecho y un izquierdo en el campo de beisbol.
Luego del triunfo de los Guerreros, hubo una conferencia de prensa de los ganadores, algo normal en esos eventos deportivos, debo decir que tenía ganas de salirme de la sala de prensa; si lo que ocurrió en el campo me llenó de vergüenza, lo que se platicó dentro de la sala, era un lenguaje completamente desconocido, casi otro idioma y con admiración y envidia, pero además con preocupación, veía como todos se entendían a la perfección. ¡Lo que es no saber!
¡Buen screw bol!, le dijeron al lanzador al que ellos llamaban Pitcher y éste respondió: “Si pero utilicé más el direct bol y de vez en cuando el torniquete”. ¡No sabía de qué estaban hablando y tuve que soportar la vergüenza de preguntar de qué se trataba la charla!
Un acomedido me dijo que hablaban de la manera de lanzar la bola del Pitcher y que el screw bol era un lanzamiento efectivo donde la bola giraba a tal velocidad, que el bateador por más que se esforzara tendría muchas dificultades para “conectar”. ¿Qué es conectar? –le dije- Pues pegarle a la pelota –me contestó-.
Por fin, acabó el día con la tercera victoria de los Guerreros de Oaxaca contra los Acereros de Monclova y llegaba el juego determinante. Si los Guerreros ganaban ese partido, habrían ganado la serie y el campeonato de la Liga Mexicana de Beisbol Profesional, si perdían, la serie tendría tres juegos más a celebrarse en Monclova, entonces ese partido era definitivo.
El estadio José Vasconcelos estaba repleto esa noche, no cabía un alma más en las gradas, los locutores decían que había aproximadamente 8 mil espectadores que disfrutaban por vez primera de una final de campeonato en Oaxaca, de cualquier deporte.
En los palcos, estaba la alta sociedad, la clase política, la clase empresarial de nuestra entidad, en las localidades gratuitas, hasta el fondo del parque, la “porra perra brava”, saltaba sobre las gradas haciendo que el estadio se tambaleara.
Las porras para los locales, eran impresionantes, muchos dijeron que se escuchaban hasta la Colonia Reforma. Niños, ancianos, adultos, jóvenes, hombres y mujeres apoyaban a los Guerreros porque es el único equipo de primer nivel que nos ha llevado a una final nacional.
Tal vez, no recuerdo bien, estábamos a la mitad del juego, o para ser poco más precisos, en la quinta entrada cuando el director del periódico para el que trabajaba, nos urgió a mi compañera fotógrafa y al que escribe, para que bajáramos al campo, al “nido de los Guerreros” a ver más de cerca el partido y a estar pendientes de las entrevistas al final.
Los Guerreros aventajaban en mucho a los Acereros, así que era un hecho que ganaríamos la final de la Liga, por eso bajamos al campo. Arriba, en los palcos estaban el Gobernador saliente Diódoro Carrasco y el electo, José Murat, además del séquito de inútiles de cada uno.
Abajo, en el Bull Pen de los Guerreros (así se llama el lugar donde permanecen los jugadores que no están en el campo), todo era alegría, aunque había que cumplir con el requisito de las otras cuatro entradas que estaban por jugarse.
Mientras permanecía sentado en el Bull Pen, a un lado del campo, Nelson Barrera –el mejor jugador de los guerreros y líder de los mismos- tenía turno al bat, es decir estaba por pegarle a la pelota que lanzaba el adversario. Como es de suponerse, el pitcher de los Acereros lanzaba lejos del alcance de Barrera.
Una bola cercana y Nelson, con todas sus fuerzas le dio un golpazo a la pelota que voló a ras del suelo, sin tocarlo y se dirigió directamente a mi brazo izquierdo sin que prácticamente me diera cuenta de ello.
El dolor me hizo reaccionar y darme cuenta de las cosas. Mi brazo me dolía espantosamente y pude darme cuenta que la bola que me había golpeado, salió rodando lejos de mi alcance. Todo el estadio en ese momento comenzó a gritar: ¡quiere llorar!, ¡quiere llorar!, ¡quiere llorar!, y la verdad, yo sí quería llorar.
Alcancé a ver las carcajadas de los asistentes, unos en el palco y otros en las gradas, pero lo que más vergüenza me dio, fue verme en la pantalla monumental que habían instalado para que el público no se perdiera detalle. No se perdió detalle.
Los Guerreros se coronaron campeones de la Liga Mexicana de Beisbol esa misma noche, Diódoro estaba feliz, para él fue además de deportivo, un triunfo político y yo, al otro día compré un billete de lotería; 8 mil espectadores y que a mí me pagara la pelota de Barrera, lo ameritaba.

1 comentario:

Mezcal dijo...

Ja, ja, ja, la vuelvo a leer, y la verdad sigo riendome, ja, ja,ja.
Saludo